Aventura postapocalíptica llena de diversión
Este sábado noche he visto De amor y monstruos, una película de Netflix que trata sobre un mundo postapocalíptico donde los bichos e insectos más minúsculos ahora son gigantes y peligrosos.
Joel era un chico de 16 años cuando el asteroide Agatha 616 se acercaba a la Tierra. Los gobiernos del mundo entero lanzaron misiles para detener su llegada e impedir que nuestro mundo desapareciera. Sin embargo, los químicos que contenían esos misiles cayeron en nuestra superficie, creando mutaciones en insectos y reptiles que los convierten en verdaderos monstruos… Así que 7 años después, Joel vive bajo tierra en un bunker con un montón de parejas a su alrededor. Tras descubrir que su gran amor Aimee vive a tan solo 140km de él, no duda en salir a la superficie con la esperanza de llegar hasta ella… ¿Lo conseguirá?
De amor y monstruos está narrada en primera persona por Joel, nuestro protagonista. Interpretado por Dylan O’Brien, quizás es uno de sus mayores fuertes de la película. Entre otras cosas, fue una de las razones por las que me animé a verla. La primera vez que vi a O’Brien fue en la película The First Time y ya de aquellas me enamoré locamente. Después solo ha confirmado lo que entonces ya se intuía: que va a ser un grandísimo actor.
El segundo fuerte de la película es Chico (Boy en versión original), un perro que Joel encontrará por el camino y que le salvará varias veces la vida. Acabará siendo uno de los personajes más tiernos y la historia entre ellos la más bonita de toda la película. Es imposible que si te gustan los animales no te enamores perdidamente.
Hablando de animales, cabe destacar el grandísimo trabajo que han hecho para crear el mundo postapocalíptico de De amor y monstruos. No es de extrañar que esté nominada al Oscar a mejores efectos visuales, los detalles de los monstruos son muy buenos y crean una fantasía bastante espectacular. Personalmente, los he disfrutado muchísimo. Sobre todo, me ha encantado el caracol gigante y la escena con las medusas.
Y ahora, me pongo tiquismiquis. Aún siendo entretenida, divertida y amena, creo que no va a pasar de ser una película interesante. A pesar de tener mensajes bastante transcendentales (sobre la superación de los miedos, el desarrollo personal y la innevitable necesidad humana de estar unidos a otras personas), De amor y monstruos no consigue crear relaciones, giros y conexiones tan profundas como para dar forma a estas ideas.
Y mientras a algunos les parece que hay pocos monstruos y mucho amor, a mi me parece que, precisamente, lo que necesita esta película es una buena historia de amor. Como persona que disfruta de las comedias románticas, te diré que en ese sentido es una gran decepción. De hecho, lo más ridículo de toda la película es la relación de Joel y Aimee, que es un absurda. La chispa entre estos dos personajes es inexistente.
Para rematar, la historia es tremendamente previsible, que junto a un estilo y un guion para toda la familia, la convierten en una película bastante blandita. De todas formas, no te confundas, esto no es un motivo para no verla, es simplemente lo que es. De amor y monstruos tiene como objetivo principal entretener, y esa parte se cubre perfectamente con las aventuras de Joel. Como extra, aporta algunas reflexiones interesantes. Y si además disfrutas de los monstruos, tienes un combo perfecto.
Lo que más me ha gustado
Personalmente, lo que más he disfrutado de De amor y monstruos ha sido:
- A Dylan O’Brien
- Los monstruos
- A la pareja de Clyde y Minnow
¿Y tú ya la has visto? ¿Qué te ha parecido De amor y monstruos?
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