Durante la última semana he tenido el placer de entretenerme con Tribus de Europa, una producción de Netflix en Europa, concretamente Alemania.
Os pongo un poco en contexto: Es el año 2074 y Europa vive sumida en un caos total, donde pequeños (y no tan pequeños) grupos de personas conforman tribus con el fin de sobrevivir. En la tribu Origins viven tres hermanos (Kiano, Liv y Elija) que pronto verán su tranquilidad en el bosque truncada por la aparición de un misterioso hombre atlante, su nave espacial y su cubo.
Lo mejor de Tribus de Europa
Probablemente lo más interesante de esta ciencia-ficción distópica sea la posibilidad de imaginarnos como sería el mundo si viviéramos todos en tribus. Que nos sintamos identificados con la tribu de los protagonistas (Origins) es relativamente fácil, porque son gente sencilla que va a lo suyo, que cree que la naturaleza es el origen de todo y hay que protegerla y que además luchan para defenderse, pero en su instinto no parece estar el de matar porque sí… Cosa que sí se ve en otras tribus que nos presentan.
Lejos de explicarnos demasiado de este nuevo mundo, todo se queda un poco en el aire y es más que probable que te quedes con más preguntas al terminar que cuando empieza la serie. Que por cierto, es una serie cortísima.
Lo peor de Tribus de Europa
Quizás lo que menos me ha gustado sea precisamente que cuando todo se pone interesante, la historia ya ha cogido ritmo y los personajes nos resultan familiares, se termina la temporada. Cada vez hacen este tipo de cosas de forma más habitual, supongo que por el tipo de consumo que propone Netflix, en el que se premia la cantidad por encima de la calidad y juegan al prueba-error constantemente.
En general, me ha gustado bastante. Es de ese tipo de series que va in crescendo con el paso de los episodios. De hecho, el primer episodio me dejo un poco dubitativa sobre si seguir o no, pero ha merecido la pena darle la oportunidad.
Sobre todo, hay que tener en cuenta que es una serie para un público juvenil. Toda la trama está centrada en los tres hermanos adolescentes y, por ende, sus decisiones e historia están marcadas por ese espíritu inexperto pero intenso que es la adolescencia. Además, todo está un poco asentado en la estética y la acción, más que en los hechos y el guion.
Aunque no me parezca una serie sobresaliente, creo que es una apuesta interesante que está bien hecha, con escenas de acción bonitas y entretenida, que al final es lo que cuenta.
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