Lo reconozco, la única razón que tenía para ver El baile de las luciérnagas era mi curiosidad por ver a Katherine Heigl después de tantos años. Disfruté mucho su época gloriosa entre la serie de Anatomía de Grey y películas como 27 vestidos. Después la cosa cayó en picado hasta que directamente, deje de verla. De ahí mi morbosa curiosidad.

Os pongo en contexto: Tully Hart y Kate Mularkey son amigas inseparables. Tully es una mujer decidida a convertirse en la próxima cara de la televisión, dirigiendo su propio programa. La vida no se lo pone fácil con una madre drogadicta y un padre que nunca ha conocido. Kate, por su parte, es una mujer que busca su lugar en el mundo. Casada y con una hija, se enfrenta al divorcio,  al odio de su adolescente hija y a la vuelta al mercado laboral.

Por si tenéis curiosidad, he escrito un post con la lista de libros en los que se basa la serie El Baile de las Luciérnagas. Esta primera temporada está basada en la novela homónima de Kristin Hannah.

Tully joven en El baile de las luciérnagas

No sé si la novela sigue la misma estructura, pero en el caso de la serie, la historia de nuestras dos protagonistas se cuenta desde distintas épocas. Por un lado, tenemos a las adolescentes Tully y Kate, en un 1972, donde su amistad comienza a fraguarse y se unen más y más hasta convertirse en inseparables.

Por otro lado, están las jóvenes que van a la universidad y las que empiezan en su primer trabajo. Ahí es donde está la salsilla: los rencores, los secretos, los miedos y las distancias entre las dos. Cuando la vida empieza a tomar camino, vaya.

Después, está un presente 2004, en el que vemos a donde les ha conducido la vida. Tully es ya famosa, pero se siente sola, y Kate está inmersa en un divorcio y quiere volver al trabajo. Además, tiene una hija un poco odiosa, la verdad. Aún así, las dos siguen siendo uña y carne.

Y bueno, finalmente, y para ponernos los dientes largos, tenemos el futuro (2006): un funeral, no se sabe de quién, al que solo asiste una parte de la familia… mmm aquí pasa algo, ¿no creéis?

Tully y Kate en El baile de las luciérnagas

El baile de las luciérnagas me ha parecido emocionante y cautivadora. Una amistad eterna que todas querríamos tener, pero que rara vez se da. Una conexión, que aunque rodeada constantemente por el ruido de la comedia romántica, es muy potente.

Los problemas de los que se habla en la serie, ver cómo avanzan la vida de las protagonistas y sus familias y llegar a entenderlos, es bastante interesante.

Por más que el marido de Kate me parezca un idiota integral, y que las decisiones amorosas de las protagonistas me dejen bastante que desear, no deja de ser la historia de las aventuras y desventuras de dos amigas. Aunque, con un toque dramático constante de lo más telenovelesco.

Lo mejor de la serie es que consigue hacerte familiares a todos sus personajes. Logras conocer a casi todos ellos y entablar una relación. Sobre todo, es muy fácil empatizar.

Tully y Kate en El baile de las luciérnagas

Lo peor, más allá de la caracterización de Nube (la madre de Tully) a sus 60 años, es que Netflix me ha vuelto a engañar. En reseñas anteriores (Tribus de Europa y Sky Rojo) ya me he quejado de esto, pero es que no puedo evitar indignarme.

¿Es acaso la nueva moda? Me das una temporada de tensión constante en aumento, con una gran incógnita que nunca se resuelve y la promesa de una segunda temporada. Pero, ¿y si no hay segunda temporada? Menos mal que en Los Bridgerton me dejaron ver un final, porque habría entrado en cólera si me hacen lo mismo.

En resumidas cuentas, El baile de las luciérnagas es un drama en varias fases, con un hilo conductor muy bonito aunque rodeado de la clásica comedia romántica que nunca termina. Tiene 10 episodios de 45 minutos cada uno, por lo que no es muy larga pero si es intensa. Hay que ir preparada.

La recomiendo, aunque no es creo que vaya a ser la serie de tu vida. O si, quién sabe…

¿Ya la has visto? ¿Qué te ha parecido la caracterización de Nube?

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