Siendo Las Horas una película híper nominada al Oscar no sería sorprendente que ya hubiera tenido el placer de verla, pero como mi animadversión hacia la academia me impide alabar aquello que ellos alaban y me genera pereza ver aquellos films que ellos encumbran… no había pasado.
Me ha resultado una película tan profunda que necesito analizarla de igual forma.
Por un lado, la forma en la que están solapados los tiempos de las tres protagonistas genera inmensa confusión. Todo se queda a medias y, por ende, el espectador tiene que rellenar los vacíos, bien con conocimientos previos bien con suposiciones. Yo soy de las que suponen, porque de Virginia Wolf solo conozco el nombre. Esto, en general, requiere que seamos activos, cuando normalmente las películas nos colocan en un papel pasivo, más bien. Tenemos que esforzarnos por conectar porque si no nada va a tener sentido al terminar la película. Lo sé porque mi compañero de visionado ha sentido esto.
Además, no solo tiene tres personajes femeninos principales encarnados por enormes estrellas de cine, sino que además entre el elenco encontramos más. Llega un momento en que se podría esperar que el que reparte flores sea Brad Pitt. En algunos momentos se crea cierta rivalidad entre actrices, no pudiendo decir quien hace más grande a su personaje.
En relación con la historia
Relativo a la historia, entiendo que me facilitaría mucho la vida haber leído la novela “La señora Dalloway”, como ya he comentado que no lo he hecho, solo puedo explicar lo que he creído entender. La historia de tres mujeres que no son felices donde están y que de formas distintas huyen. A Virgina la he entendido muy bien después de haber vivido en un piso de 27 metros cuadrados en Madrid, sin balcones ni vistas al exterior… Si hubiera tenido que vivir ahí el resto de mi vida, puede que hubiera preferido la muerte. En general, parece que todas estaban viviendo situaciones vitales que les impedían sentirse bien, y entre las mismas, también se intuían ciertos problemas mentales.
Me fascina que todas tengan besos furtivos, tanto con mujeres como con un hombre. Hay una fluidez entre amores poco convencional.
Por último, destacar simplemente la relación entre todas ellas. Parecía que simplemente eran tres historias que se solapaban con el hilo conductor de Virginia, pero en realidad había mucho más uniéndolas.
Realmente, uno no termina de entender qué quiere decir, no obstante, invita sobradamente a reflexionar sobre la vida y la muerte. Termino con una de las frases de Virginia, que me ha resultado muy potente: “No se puede encontrar la paz, evitando la vida, Leonard”.